El sistema de alianzas

A inicios de la guerra, los países beligerantes estaban alineados en dos bloques sobre la base de la enemistad entre Francia y Alemania.

El moderno sistema de alianzas consistía en una estrategia  tendiente a lograr cierto equilibrio entre las potencias; por un lado, era preservar los intereses nacionales y por otro lado su objetivo era poner circunstancias a la expansión de las naciones rivales. Sin embargo, las alianzas que se formaban duraban muy poco y los países cambiaban de bando frecuentemente según las circunstancias.

A medida que crecían las necesidades de expansión de las grandes potencias industriales, las confrontaciones se fueron haciendo incontrolables. Por un lado, era difícil resolver los conflictos en un escenario que se había ampliado. Los enfrentamientos ya no sólo podían presentarse en Europa sino también en África, China o el Medio Oriente.

Por un lado, se formó la Triple Alianza, que en realidad fue sólo una alianza entre Alemania y Austria-Hungría, pues Italia, el tercer integrante, no tardó en apartarse. Por otro lado, Francia, el Imperio ruso y Gran Bretaña se unieron en la Triple Entente.


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